El blanco de las páginas sin ojos me adormece. El fin que no prospera de un proyecto sin principios ni educación previa me tortura mientras que la marcha se entorpece y los monstruos se comen a los enanitos de la creatividad. No estoy y no me encuentro en el punto fijo de ésta dimensión. No pretendo volver mas he de hacerlo. Escucho los pasos de aquel que me espera. Ha llegado y debo atenderlo. Adiós.
jueves, 11 de noviembre de 2010
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